La escasez de agua para la agricultura representa uno de los principales desafíos para la humanidad. Esta situación esta empujando a la agricultura y a la producción de alimentos a adoptar nuevas tecnologías que permitan hacer un uso más eficiente y sostenible del agua.
La novedosa aplicación de “Lluvia en Costales”, que es un polímero de acrilato de potasio biodegradable, tiene una gran capacidad de retención de agua que lo hace especialmente útil para la agricultura. Esta técnica tiene el objetivo de optimizar el uso de agua para riego agrícola. El producto llamado “Lluvia Sólida” es un polvo granulado e inocuo (no tóxico), que puede absorber hasta 200 veces su peso en agua y puede aplicarse al suelo para ser absorvido por la planta mientras lo vaya necesitando.
¿Cómo se solidifica el agua? “El principio es sencillo. Cuando el polímero entra en contacto con el agua, los iones de los que está compuesto el acrilato de potasio se liberan, actuando como imanes a los que se adhieren las moléculas de agua, lo que provoca que el líquido se granule formando esferas transparentes, similares a hielo picado, sin embargo, es la misma agua, con el mismo pH, con las mismas sales disueltas, pero con la diferencia de que no es líquida sino granulada”, señaló Sergio Jesús Rico Velasco, ingeniero del Instituto Politécnico Nacional (IPN) y creador de esta novedosa tecnología que reduce de un 50 a un 90 por ciento el consumo del líquido en la agricultura.
Gracias a esta característica, es posible aplicar esta tecnología eficientemente en la agricultura. El único requisito para que funcione es que se aplique en la raíz de las plantas, ya que es ahí donde se pretende mantener la humedad para que la planta se mantenga viva o germinen las semillas y no se pierdan las cosechas.
El polvo se entierra en la tierra a la altura de la raíz y cuando llueve el agua se vuelve sólida, evitando que el líquido se filtre o se evapore. El agua permanece así mientras es consumida por la planta según la va necesitando. Una vez que se termina la humedad del polímero éste vuelve a hacerse polvo y cuando llueve nuevamente vuelve a encapsular el agua, manteniéndose en la tierra por un lapso de ocho a 10 años.
El empleo de la lluvia sólida a través de “lluvia en costales” es un concepto único en el mundo, pues además de aprovechar mejor el agua, permite almacenar el líquido en costales, pues no se modifican el PH, las sales, ni los nutrientes.
Otra de las ventajas de esta tecnología es que con ella se aumentan los rendimientos. “Al no estar sujetos a las lluvias, tenemos el control de la humedad en nuestras manos y podemos incrementar la productividad”, precisa Rico. Así, en campos de maíz donde antes de se obtenían 600 kg/ha de maíz, ahora se logran rendimientos de 10 ton/ha, mientras que en zonas donde se obtenían 2 ton/ha, hoy los agricultores logran 21.5 ton/ha. En un cultivo extensivo como el maíz, cada hectárea consumirá alrededor de 50 kilos del producto. “Esta tecnología nos ha permitido olvidarnos de la incertidumbre del temporal en la agricultura porque ahora podemos tener el agua en las manos y la podemos ‘sembrar’ en vez de que ésta caiga del cielo”, concluyó Rico.